miércoles, 8 de junio de 2016

Coyuntura eterna



Bajo las cuatro caras de esta brisa incógnita,
bajo las cuatro luces de su impensada pausa,
como huésped incómodo de una agilidad intrascendente
brinca un sólido trazo de acomodada soledad.

Nace la espera a un esperar,
se aquieta la trama ebulliente
y en el regazo de nadie nadie clama mas.

Obsecuente
muere en su noche
bajo sus cuatro negros,
una desesperanza una esperanza.

Antes de ese ayer,
mas allá de cualquier después y en el nunca de este siempre,
una sombra avanza hacia su silueta y nos muestra,
una y otra vez:
"el lugar vacío donde la luz advendrá",
la argentina faz que aún resplandece
caída en los brazos de aquel esperar.

Maciza,
dura a los noes y a los síes,
ignota de si misma,
se aguarda desde entonces en un punto sin cita,
en una cita sin ahora.



Junín, diciembre de 1988